Por qué hablar de comida sostenible

La comida es esencial para la vida. También forma una parte importante de nuestra identidad cultural y juega un papel importante en la economía (la industria alimentaria es fundamental en la economía de la mayoría de países). Las personas son conscientes de que los alimentos que comen son un factor importante que afecta a su salud, pero lo que es menos conocido es el impacto que produce en los recursos del mundo. Junto con los automóviles que manejamos y la energía que utilizamos para calentar nuestras casas, los alimentos que producimos y consumimos tienen un impacto significativo en el medio ambiente a través, por ejemplo, de las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de los recursos de la tierra y el agua, la contaminación, el agotamiento del fósforo y el impacto de productos químicos como herbicidas y pesticidas.

Actualmente, un número creciente de estudios cuestionan la sostenibilidad a largo plazo de las tendencias actuales en la producción y el consumo de alimentos. De hecho, el Comité Permanente de Investigación Agrícola de la UE (SCAR) concluyó en su último informe que “muchos de los sistemas actuales de producción de alimentos comprometen la capacidad de la Tierra para producir alimentos en el futuro. A nivel mundial, y en muchas regiones, incluida Europa, la producción de alimentos excede los límites ambientales o está cerca de hacerlo”.

Qué son los alimentos sostenibles

Existen muchos puntos de vista diferentes sobre lo que constituye un sistema alimentario “sostenible” y lo que está dentro del alcance del término “sostenibilidad”. Hablando estrictamente, la sostenibilidad implica el uso de recursos a tasas que no exceden la capacidad de la Tierra para reemplazarlos. Para los alimentos, se podría considerar que un sistema sostenible abarca una serie de cuestiones, como la seguridad del suministro de alimentos, la salud, la seguridad, la asequibilidad, la calidad, una industria alimentaria sólida en términos de empleo y crecimiento y, al mismo tiempo, ambiental y sostenible, en términos de temas como el cambio climático, la biodiversidad, la calidad del agua y el suelo.

Qué impulsa nuestro sistema alimentario

El sistema alimentario es altamente complejo y está impulsado por muchos factores económicos, culturales y ambientales. Una mejor comprensión de estos impulsores y cómo interactúan podría ayudar a mejorar las políticas públicas. Algunas de las presiones clave sobre el sistema alimentario son las siguientes:

  • Tendencias mundiales en población y riqueza: se proyecta que la población mundial aumentará a casi 8 mil millones para 2030 y más de 9 mil millones para 2050, creando así demanda de una dieta más variada y de alta calidad que requiera recursos adicionales. Al mismo tiempo, una parte importante de la población mundial sufre desnutrición.
  • Precios y disponibilidad de los alimentos: los precios de los alimentos están cerca de niveles récord. La FAO ha clasificado el momento actual como una “nueva era de aumento de los precios de los alimentos y la propagación del hambre”, señalando que “los suministros de alimentos se están reduciendo en todas partes y la tierra se está convirtiendo en el producto más buscado a medida que el mundo pasa de una era de abundancia de alimentos a uno de escasez “.
  • Cambios en la dieta: las últimas décadas han visto una tendencia hacia dietas menos sostenibles y menos saludables (fast food), con ciudadanos europeos que consumen demasiada energía, calorías, grasas, azúcares y sal.
  • Desperdicio de alimentos: se estima que entre 1/3 y 1/2 de todos los alimentos producidos en el mundo se pierden o desperdician.
    A menos que se tomen medidas para detener esta tendencia, en la UE se espera que este desperdicio aumente a alrededor de 126 millones de toneladas por año para 2020.
  • Cambios en la cadena de suministro: en las últimas décadas, el sistema alimentario ha cambiado de uno que depende principalmente de la oferta a uno que está más orientado a la demanda. También ha habido un cambio en el poder en la cadena de suministro, con un poder de negociación más concentrado en el sector minorista que antes, con los productores primarios asumiendo un papel económico subordinado.
  • Pesca: según la Agencia Europea del Medio Ambiente, un 75% de las poblaciones de peces de importancia comercial en aguas europeas parecen estar fuera de los límites biológicos seguros.
  • Agua: más de 1.400 millones de personas viven donde el agua no puede satisfacer las necesidades agrícolas, municipales y ambientales.
  • Fósforo: es un insumo para impulsar la producción agrícola y no puede ser sustituido. Se pronostica que la demanda aumentará un 50-100% para 2050, pero la seguridad del suministro de roca fosfórica no contaminada es muy incierta.
  • Pérdida de biodiversidad: la tasa de extinción global actual es mucho mayor que la tasa de extinción de fondo natural.