Qué es la eficiencia energética

Tal y como muestran algunas de las noticias de fuentes de energía, la eficiencia energética es cada vez más un asunto de prioridad absoluta en las agendas políticas, además de ser una cuestión fundamental para los consumidores de energía. Pero, ¿qué es?

Se entiende por eficiencia energética la utilización de energía de la manera más rentable para realizar un proceso de fabricación o proporcionar un producto o servicio, por lo que se minimiza el desperdicio de energía y el consumo total de recursos energéticos primarios es reducido.

La eficiencia energética puede traer importantes beneficios económicos, sociales y ambientales. Según Fatih Birol, el director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía (AIE), “la eficiencia puede permitir el crecimiento económico, reducir las emisiones y mejorar la seguridad energética. Las políticas de eficiencia correctas podrían permitir que el mundo logre más del 40% de los recortes de emisiones necesarios para alcanzar sus objetivos climáticos sin nueva tecnología”.

Desaceleración de la eficiencia energética

La eficiencia energética tiene un enorme potencial para impulsar el crecimiento económico y evitar las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, desde 2015, la tasa global de las mejoras en la intensidad energética se está desacelerando, una tendencia que tiene importantes implicaciones para los consumidores, las empresas, los gobiernos y el medio ambiente. En concreto, en 2018, la intensidad de energía primaria -un importante indicador de la cantidad de energía utilizada por la economía global- mejoró sólo un 1.2%, la tasa más lenta desde 2010. Estos son datos de Energy Efficiency 2019, el informe anual sobre la eficiencia energética de la AIE.

Según Faith Birol, “la desaceleración de la eficiencia energética es una llamada de atención para los responsables políticos e inversores. Podemos mejorar la eficiencia energética en un 3% por año simplemente mediante el uso de las tecnologías existentes y con inversiones rentables. No hay excusa para la inacción: se necesitan políticas ambiciosas que permitan estimular la inversión y poner las tecnologías necesarias a trabajar a escala global”.

Cuáles son las razones de esta desaceleración 

Los factores que impulsan la desaceleración se atribuyen a una combinación de tendencias sociales y económicas, combinadas con algunos factores específicos, como la industria y el clima extremo. 

Al mismo tiempo, las medidas políticas y las inversiones no logran seguir el ritmo de la cada vez mayor demanda de energía. Esto implica que se requieren nuevas formas de pensamiento político, entre ellas un nuevo enfoque hacia la digitalización. Actualmente, la digitalización está transformando la eficiencia energética y aumentando su valor.  No obstante, aunque la digitalización del sistema energético es una gran oportunidad para acelerar la tasa de crecimiento de la eficiencia energética, también plantea grandes desafíos ante los que son necesarias políticas e inversiones audaces.

Oportunidades perdidas

Para algunos, esta desaceleración significa una oportunidad perdida para la economía global, o en otras palabras, que el mundo está perdiendo oportunidades para mejorar la eficiencia energética y que las políticas actuales no están brindando las ganancias potenciales completas y rentables. Entonces, ¿cómo sería el mundo si desde ahora hasta 2040 los países implementaran todo el potencial de eficiencia energética económicamente viable que está disponible?  De ahora en adelante nos toca apostar para un escenario mundial eficiente y tomar medidas mucho más fuertes.